Vida útil del concreto: el aporte a la sostenibilidad

El edificio en uso

Cuando se aborda el CO2, la fase de uso del edificio tiene un papel de suma importancia. Cuando se tiene en cuenta el ciclo de vida total de un edificio (incluyendo la producción del material y la construcción), la fase de uso (calefacción, aire acondicionado, iluminación, etc.) suele suponer el 80% de las emisiones de CO2. En este punto es en el que el concreto puede hacer una contribución muy positiva: las cualidades de su durabilidad, su inercia térmica y la estanqueidad del aire ayudan a reducir el consumo energético y las emisiones de CO2.

Durabilidad

El concreto es un material de construcción muy duradero. De hecho, los edificios de concreto pueden durar 100 años y más y requieren muy poco mantenimiento. ¿Por qué este hecho es tan relevante? Si se compara un ciclo de vida de 50 años a uno de 100 años, prácticamente el doble de recursos y de emisiones asociadas entrarían dentro del edificio de 50 años, ya que haría falta construir el doble para igualar el periodo de tiempo de cien años de duración.

Estanqueidad del aire

El concreto mantiene la estanqueidad del aire, dado que las estructuras de concreto tienen muy pocas uniones. Además, su estructura estable implica que es probable que aparezcan menos huecos a lo largo del tiempo.

Inercia térmica

La inercia térmica es una propiedad exclusiva de los materiales de construcción pesados: cuando hace calor en el exterior, el concreto puede absorber calor no deseado y ayudar a prevenir el sobrecalentamiento del edificio. Este calor se libera durante la noche cuando bajan las temperaturas exteriores. Gracias a este efecto, la temperatura de las habitaciones permanece relativamente estable a lo largo del año, siendo el resultado una menor necesidad energética para calentar o enfriar las estancias.

Los edificios convencionales consumen 150-200kWh/m2/año. Frente a ello, los edificios de concreto actuales, gracias a la inercia térmica, a la estanqueidad del aire duradera y a otras medidas, se pueden diseñar para consumir 50kWh/m2/año o menos.

Final de la vida útil. ¡El concreto es 100% reciclable!

El proceso asociado al final de la vida útil de un edificio, la eliminación o el reciclaje, también debe ser tenido en cuenta. Mediante la reutilización o el reciclaje de varios componentes, se obvian muchos impactos medioambientales negativos. El reciclaje del concreto, afortunadamente, no tiene dificultad técnica. El concreto se puede reciclar al 100% tras la demolición. Los áridos reciclados del concreto de demolición se utilizan en distintas aplicaciones como la base de carreteras y también como áridos para producción de concreto.

vida de concreto

El concreto es una mezcla de cemento, agua y áridos. Los áridos suponen aproximadamente el 60-75% del volumen de la mezcla, y el cemento y el agua, el resto. Cuando se tiene en cuenta el CO2 emitido durante la extracción, el transporte y la producción de estos componentes, el concreto típico tiene incorporado alrededor de 50-150 kg por tonelada. Este CO2 incorporado se “recupera” completamente durante la vida del edificio de concreto, gracias a la mayor eficiencia energética. Según los estudios, este periodo de recuperación puede ser de tan solo 11 años.

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