El control de temperatura en el concreto

El uso del concreto de temperatura controlada para la construcción de estructuras de gran volumen es cada vez más utilizado en el mundo. El incremento de la fuerza del concreto se basa en el aumento del calor mientras se endurece, lo que llamamos “calor de hidratación”, que hace que aumente la temperatura hasta por encima de los 25° C durante el proceso de curación aumentando su volumen. En estructuras pequeñas esto no tiene mayor relevancia pero el vaciado de estructuras de grandes proporciones si afecta ya que al comenzar el proceso de enfriamiento el volumen disminuye, lo que ocasionalmente puede provocar grietas en la estructura, pierde fuerza, endurece rápidamente y aumenta la demanda de hidratación.

Es por esta razón que debe reducirse la temperatura inicial para verter el concreto adecuadamente durante el proceso de curación para que no supere cierta temperatura que deberán determinar los encargados de la obra. Los rangos de enfriamiento requeridos varían de acuerdo a la temperatura ambiente y van desde una mínima de 7°C hasta una máxima de 15°C.

Es por ello que es necesario que su proveedor cuente con un sistema optimizado de balance térmico para un óptimo resultado. Existen varios métodos de refrigeración, pero el más común es la utilización del aire frío, en éste se necesita aplicar una gran cantidad de aire helado dentro de las ollas revolvedoras con un sistema especial interior que distribuyen el aire para garantizar un reparto uniforme de temperatura en la mezcla, pudiendo llegar hasta por debajo de los 0°C.

Si bien los equipos de aire frío son los más sofisticados, los de enfriamiento de agua son mucho más complicados, costosos y necesitan la instalación de plantas y contenedores especializados. El sistema de refrigeración consiste en la acumulación de hielo alrededor del tubo por el que corre el agua, y a su vez la mezcla de concreto fluye por una cinta transportadora inundada en esta misma agua helada.

Otro método tradicional es la utilización de hielo en escamas con el que se sustituye una parte del agua agregada a la mezcla, donde la transición de sólido a líquido produce una gran absorción de energía bajando significativamente la temperatura de la mezcla. Este sistema es mucho más eficiente que con el uso del agua fría ya que para enfriar, por ejemplo, 1 m³ de concreto a 1°C, es necesario usar 33 kg de agua fría, mientras que con 7.5 kg de hielo en escamas se llega a conseguir la misma reducción de calor.

El concreto de temperatura controlada, es ideal para grandes elementos y estructuras en los que es necesario el control de la temperatura para evitar daños en su fraguado como:

  • Piezas de concreto masivos
  • Componentes estructurales (cimientos, bunkers, presas, pilares de puentes, etc)
  • Sistemas de vaciado que requieran control de temperatura
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